Recorriendo la ciudad desde una silla de ruedas
ingmor@eltiempo.com.co - Octubre 05 de 2007
La bomba del Club El Nogal le cambió la perspectiva a Sonia Verswyvel, quien estaba en el país pasando vacaciones. Ahora, ve la vida desde la altura de su silla de ruedas.

Por eso, se dedica a contarle al mundo la importancia de que la arquitectura no le ponga barreras físicas a quienes necesitan retomar su vida después de un accidente o una etapa que les restó movilidad.

"En Colombia hay 6 millones de discapacitados por factores genéticos, accidentes y violencia; es decir el 14 por ciento de la población. Es vital entender que aunque las piernas o alguna parte del cuerpo no funcionan el resto sí, especialmente la cabeza, seguimos siendo iguales y podemos cumplir con todos nuestro deberes en la casa, el barrio y las ciudades sólo necesitamos tener una arquitectura que nos permita movernos", explica Verswyvel, autora de la cartilla La silla de ruedas, construyamos una ciudad amable para personas en condición de discapacidad, una guía con las medidas mínimas para permitir la movilidad en silla de ruedas.

Y cuenta un ejemplo de su día a día que muestra como 'cumplir por cumplir' las normas de construcción no es suficiente para solucionar el problema de movilidad -que le resta independencia- a la población desplazada.

"Hace unos días me fui con mi familia a un nuevo restaurante muy elegante y moderno donde 'cumplían' la norma con una rampa que... terminaba en cuatro escalones... Cumplen la norma pero burlan la ley.

"Muy atentos, los meseros me ofrecieron cargarme pero yo no quiero eso, sólo quiero tener la posibilidad de moverme por mi misma, que es lo que busca la norma", explicó Verswyvel.

Ella llama la atención sobre la discapacidad pues es una etapa por la que puede pasar todo el mundo sin necesidad de sufrir accidentes o violencia: una madre con su coche de bebé necesita rampas y quien tiene una luxación en un tobillo y los adultos mayores no puede subir escaleras.

"La arquitectura de una vivienda debe estar 'preparada' para cubrir todas las necesidades que surgen en las diferentes etapas de la vida de una persona", explica.

Y que agrega que, con la situación de violencia que vive el país, se han incrementado las cifras pues son muchos los campesinos y los soldados -además con escasa escolaridad- afectados por las minas antipersonales.

"El punto es que una de las etapas que se deben superar es, precisamente, aceptar la nueva situación y retomar la vida normal pero es difícil hacerlo cuando, en lugar de tener independencia, la persona siente caridad y compasión pues deben cargarla para entrar al baño o a su misma casa. Esto afecta mucho anímicamente", concluye.
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